Despedimos por este curso al entrañable Calabacín. Lo dejamos en casa de Raymond con Camille, y le deseamos un buen final de curso. ¿Nos veremos en el curso que viene? Esperamos que sí.
Y hoy han venido a despedirlo los estudiantes de los colegios «Vadorrey», «B. Paraíso», «Calixto Ariño» y «Ciudad de Zaragoza». La empatía que surge con estos personajes es una delicia, aunque a veces supone cierta exaltación en los ánimos de nuestros jóvenes espectadores. Llaman mucho la atención los comportamientos de los niños y niñas acogidos en el orfanato, conductas en ocasiones erráticas o ilógicas, que hay que contextualizar por el ambiente en el que viven y por las condiciones vitales que les han hecho llegar hasta ahí. Hemos podido disfrutar durante la presentación de varias de las canciones que acompañan la película, con el fin de reconocerlas después en las imágenes. Es un sano ejercicio audio y visual: poner imaginación antes que imágenes… Se nota que he visto muchas veces a Calabacín…
Y después nos hemos despedido, también hasta el curso que viene de nuestros amigos del Centro Joaquín Roncal CAI, aunque ya nos hemos emplazado para, renovadas las energías, volver al curso que viene a disfrutar del cine en tan grata compañía.